domingo, 29 de marzo de 2015

el reconocimiento

Nos movemos en un mar de relaciones, entablamos amistades, amoríos, encuentros... Vamos buscando a los demás porque somos seres sociables y el grupo, el otro, nos nutre. Nos apetece compartir, estar un rato juntos, explicar de nuestra vida, quejarnos de esto o de lo otro, explicar lo bien que nos fue en el trabajo, el partido, la cita... Nos gusta encontrarnos con las otras miradas, cruzarnos con unos ojos que nos miran, que se posan en nosotros con interés.
Nos apetece llegar a los sitios y que con nuestro "hola!" los demás se giren y saluden a su vez, que si tendemos la mano, la mano del otro corra hacia ese encuentro y se estrechen... Y que encontremos la mejilla que vamos a besar... Que el de la charcutería nos pregunte si el jamón como siempre y el del bar al vernos entrar ya empiece a preparar ese café que queremos...
Los otros nos arropan, nos cobijan, nos dan identidad, sí. Así empieza a ser desde que somos cachorritos humanos. La manada nos ha de dar reconocimiento. Sin los otros no somos, sin los demás que se dirijan a nosotros, que nos den a entender que saben lo que queremos, de nuestros gustos y disgustos, sin ellos, morimos un poco, nos desdibujados y algo, sí, desaparecemos...
Pero, nos saben ver los demás?, sabemos verlos a ellos?. Actualmente, muy poco... Os invito a observar conversaciones, cualquiera de ellas. Demasiadas veces parece un grupo de personas cada una con su monólogo, un juego paralelo de palabras que sólo aparentemente se cruzan, mensajes que no llegan, códigos diferentes. Demasiadas veces en vez de encontrarnos nos desencontramos, entramos en circuitos cerrados de energía en los que el mensaje revolotea por nosotros sin ser en absoluto proyectado. En medio de los otros nos sentimos solos e incomprendidos.
Hace muy poco me ha llegado un comentario de una amiga. Hablaba de lo que destacaba de un amigo suyo del alma: "me ha sabido ver". Qué maravilla poder hacer eso... Saber ver al otro. De verdad!. Saberlo ver. Entraríamos en unas relaciones de una calidad impresionante, sintiéndonos reconocidos.