Se favorece la expresión en los procesos, y dentro de esa expresión, aparece destacado el "no" del paciente. El NO, lo señalo bien fuerte, como signo de identidad, que nos separa del otro y nos afirma. El no a lo de fuera que nos permite sentirnos diferentes, algo aparte, un "yo" que no eres "tu".
Sólo a partir de esa negación de lo que nos rodea, cuando niños, podemos acceder después a lo social, a las relaciones amorosas y empáticas. Es un paso previo que quiero destacar aquí y al que no se le hace demasiado caso o se reprime directamente. Dejad a vuestros niños expresarse, dejad que salgan sus "no": no a ese pantalón, no a lavarse ahora las manos, no a ir ahora al parque, no, no y no. ¡Claro que tenemos que poner también nuestros límites!, claro que en muchas ocasiones vamos a tener que imponernos a sus negaciones. No es dejarles hacer todo lo que quieran sin frustrarles en absoluto, es, simplemente, que hemos de permitir que aflore su personalidad, su identidad, y eso se consigue dejándoles oponerse a nosotros y respetando este momento importante de su desarrollo.