domingo, 21 de octubre de 2012

elegía (sobre la vida, sobre la muerte...)

Me viene aquí publicar ésto:

"Ya me ha llegado la noticia, con dos años de retraso... me llega, me la quedo, me impacta, me aturde... y en parte, también, me la esperaba... La venía esperando desde hace años, aunque por no sé qué tontería mágico-fenomenística (como decías tú, además) no quería admitirlo. Ya, ya está, ya te fuiste para siempre. Me duele, y no sé hasta qué punto porque no me lo dejo sentir del todo. Me duele, sí, sí, me duele. ¡Que me tenías que avisar!, ¡lo olvidaste!. Qué raro que lo olvidaras... "Te llamaré para que vengas a mi entierro". Hubiera ido. hubiera querido verte por última vez, hubiera querido fijar en mi retina la imagen, tu imagen, serena, seguro, medio pícara, también, inundada de bondad. Se ha ido, se fue, lo veo en una esquela y el corazón me da un tumbo. "En el reino de los cielos... allí serás el primero...". ¿Te acuerdas?. Y yo, con ojos como platos, tratando de absorver lo que podía a tu lado... En esa especie de santuario que fue para mí ese lugar... ese... con dirección y teléfono que me sé de memoria, ese que todavía existe (menos mal que hay cosas que perduran) y que me remueve cada vez que paso por ahí. Ese lugar, ese, con mi cocina, mi pasillo, mi sala... sí, eran un poco mías... Ahí estarán, o alguien los habrá cogido, o tirado, qué sé yo, mis dibujos, mis escritos... ¿Recuerdas el de los puntitos?, te encantó, sí... Y tus hojas y hojas escritas también, mogollón de papeles... de arte, de desgarro, de... elegía. 
Por la vida que querías y no pudiste, por el sufrimiento espantoso del que fui testigo... 


Me llega y también siento descansa en paz . Ya te tocaba, tras tanta movida, tras tanto daño recibido, tú, que estabas ya en el nivel de los descorazados... ¿cómo podías aguantar, sin armadura, todo ésto?. Paró el corazón, paró el cuerpo... ¿Dónde están los muertos?. ¿en nuestros corazones?. A tí, que te retiraste del mundanal ruido, ¿quien te homenajea?. Y qué más te dará, ¿verdad?. Yo, por aquí, ahora, después de más de dos años de tu desaparición... ¡yo guardé el pacto!, ¡tú no cumpliste con lo tuyo!... ay, ay, maestro, pirata... mira que fuiste... y mira que diste guerra a tu manera... y mira que te fui dura de pelar... Lo siento... Guardaba en la fantasía un tercer encuentro vital contigo, ¡vital!, joder, ¡vital!, y ahí te contaba de mi vida después de nuestra separación última, aquella en que me hiciste prometer no llamar, no contactar... Y pensaba que te iban a gustar muchas cosas de cómo había llevado mi camino. Bueno, ya está. Ojalá te haya llegado en donde estés. Ojalá estés en algún lado, ojalá eso sea ese Reino de los Cielos en el que vas a ser el primero, sí, sí. Y, ojalá nos volvamos entonces, de verdad, a encontrar. Porque si eso es así, queridísimo cabezota, si es así, grandísimo testarudo, te vas a enterar de donde llegó tu "pequeño saltamontes". No sabe el mundo lo que ha perdido contigo, yo sí lo sé. Murió un iluminado. Ha sido un honor conocerte, (... y un verdadero placer, fue... ¡y lo sabes!). ¿Puedes recibir mi abrazo donde quiera que estés?. Ahí va, ese... sí. Acuérdate, En el Reino de los Cielos..."


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