sábado, 26 de noviembre de 2011



EL ARTE COMO TERAPIA, LA TERAPIA COMO UN ARTE




Comentarios sobre el curso "Arteterapia, aplicaciones en el ámbito sanitario, educativo y social" Coordinado por Ana Moreno en Huesca, en el que colaboran Consuelo Bartolomé y Encarna Leiva.


Destaco cómo el arte puede servir de recurso para la elaboración de situaciones vitales: sufrimiento emocional, crisis, tensiones, bloqueos, momentos en que necesitamos una ayuda, conocermos mejor a nosotros mismos...




Tenemos pocos espacios para la expresión, no podemos abandonarnos sin más, no hay ni sitios ni tiempos para ello. Estamos inmersos en una vorágine que nos empuja a seguir y seguir, producir, estar ahí, sin demasiado contacto, pasando nuestras vidas, incapaces de disfrutarlas, incapaces de ni siquiera acercarnos al entendimiento del por qué de nuestras insatisfacciones. Cada uno desde su estructura, va haciendo lo que puede para sobrevivir. El entorno familliar y social también está ahí, condicionando unas existencias que pueden ser muy precarias...

La propuesta de llevar el arte a la terapia (que también es un arte en sí, si se lleva bien llevada) supone ofrecer la oportunidad de expresar de maneras diversas. Desde un acompañamiento respetuoso y en contacto con las necesidades del paciente, se van creando lazos de vida. La persona que pide ayuda se encuentra muchas formas de plasmar sus inquietudes, sus problemas, su parte oscura. Puede hacerlo a través de pinturas, escultura, collages, lápices... Los materiaes plásticos ofrecen muchas maneras de sacar fuera lo que llevamos tan escondido... Son nuestros mediadores esos materiales, porque no se habla directamente sino a través de ellos. A menudo es tan difícil hablar... Sin embargo, esa pintura que salió, esos colores que resultaron, ese trazo, esa composición... cobraron vida propia, como cualquier obra de arte, y explicaron de su creador. Así salió el inconsciente, así se descargó tensión, así se pudo entrar para sanar.

Es la comunicación no verbal con los demás y con uno mismo. Es la forma en que, dejando salir a nuestros monstruos, podemos ser más dueños de nuestros caminos en la vida, ser protagonistas activos de ella. Al fin y al cabo, todos nos la queremos pasar bien. Y tras esa parte oscura aparece siempre, el impulso de vida, las ganas de vivir, el gusto por lo bello, lo que pulsa... Sale el artista que cada uno somos, para pintar nuestro lienzo más hermoso...



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