El otro día, mantuve con algunas de mis colegas una reunión para compartir entre profesionales, algo así como una supervisión de casos, coordinada por Pep Badell. Ha sido un grupo que se ha formado de forma espontánea porque queremos seguir aprendiendo. Y queremos seguir aprendiendo en este caso, a partir de lo que nos cuenta ese señor. No otra ni otro, ese. No es una escuela, ni es una formación, ni ofrece títulos ni hay temario preestablecido. Somos un grupo de profesionales terapeutas que nos reunimos y hablamos, compartimos y escuchamos de la experiencia del que podemos llamar nuestro coordinador. No vamos a obtener ningún certificado ni nos avala ninguna universidad ni "centro del saber" alguno.
En estos tiempos tan enlatados y archiestructurados, eso, eso es tan raro... Y me siento agradecida, tremendamente afortunada. Por estar ahí, por recibir de Brenda, de Consuelo, de Laura, de Pilar... por sentir que les aportaba, por poder exponer mis miedos, mis dudas y mis logros... por haber podido adentrarnos junto con Pep, en la espesura del alma y del cuerpo. Indagamos acerca de la vida, que como decía él, quiere vivir en nosotros, de la forma que sea. Esa vida que queremos potenciar en nuestros pacientes, de las formas posibles y cada uno en su estilo. Una y otra vez preguntábamos y nos planteábamos cuestiones cruciales, de nuestras propias vidas, del sentir de aquellos a los que acompañamos. No había disfraces ni intención de aparentar lo que no eramos, ahí estábamos frágiles a veces, enfadadas, dubitativas, tristes, confusas, divertidas también, . Qué alejado de ésto quedan los congresos, las grandes conferencias, las presentaciones de libros, la rimbombante parafernalia del mundo profesional...
Desde aquí, reivindico este tipo de reuniones, esta forma de pulsar. Y fue aprendizaje puro, como lo seguirá siendo.
1 comentario:
Interesante
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