sábado, 7 de mayo de 2011

bebés Bosé, reflexiones sobre el venir al mundo



A raíz de esta noticia que ahora corre por los medios de comunicación, me viene escribir estas líneas en relación a la maternidad, paternidad, nuestra entrada en el mundo, y el primer sistema que nos acoge.



ah, cómo van cambiando los tiempos... ahora hay muchas formas de "familia", de ser padres y madres, de ser hijos... Hijos biológicos, adoptados, monoparentalidad, vientres de alquiler, bebés a la carta... Bien, bien... ¿bien?. ¿Reflexionamos un poco?. ¿Podemos pararnos un instante aunque sea, para observar estas situaciones?



Parece que no hay límite: lo quiero, lo tengo. Pero ¿qué queremos?, ¿qué queremos los padres cuando decidimos tener hijos, sea de la forma que sea?. ¿Lo hemos pensado?. Hay situaciones diversas: desear perpetuarnos, proyectar nuestros anhelos (el hijo como prolongación), o tapar una carencia afectiva (insatisfacciones a otros niveles...), prestigio, tener alguien que te adore, tener alguien que será ésto, lo otro, y "tendrá lo que yo quise tener, y le daré lo que nunca me dieron"... Vaaaale, un momento. ¿Y el pequeño ser que entra en este mundo?, ¿qué nos podrían decir ellos?, ¿qué diríamos cada uno de nosotros si sabemos nuestra historia? "me tuvieron para dar compañía a mi hermano","me tuvieron para que siguiera el negocio de la familia", "me tuvieron para salvar un matrimonio", "yo soy un condón roto"...



Está el hijo imaginario y el hijo real, ese al que poco miramos, el hijo real, con sus necesidades, de todo tipo. Necesidades que vienen por ser de la especie que somos, necesidades por ser como somos, cada uno con su individualidad. Empezamos mal si ya venimos con mochilas que no tenemos por qué cargar.



Y cuidado cuando nos desviamos tanto de la natura que queremos jugar a ser Dioses, mucho cuidado. Cada vez se sabe más, por las neurociencias, pero debería ser obvio, deberíamos sentirlo todos, simplemente por sentido común, que no es lo mismo ser gestado en un vientre amoroso de una mujer que ardió de deseo en un acto sexual apasionado (¡una mujer, sí, lo siento, somos las que gestamos!) que ser gestado en un vientre de alguien que va a ofrecer ese ser a otro para no verlo jamás. No es lo mismo, por mucho que queramos cerrar los ojos... lo que se siente en un caso u otro no tiene nada que ver. Sí, luego podemos compensar, pero lo mismo no es.



La comunicación emocional desde la madre será nuestra base, la estructura desde la que construiremos. Madres estresadas ya estan entorpeciendo el buen desarrollo de sus fetos. Se sabe, hay evidencias. Igual que se sabe (leed a Casildra Rodrigáñez, http://www.casildarodrigañez.org/) que cuando nace el bebé en parto natural la oxitocina, hormona del amor, está a tope, y ese amor hace que la madre se entregue apasionadamente a su cachorro. No es voluntad, es movimiento que sale de las entrañas, es la naturaleza, poderosa, potentísima, que actúa así. Es biología (mirar http://www.primaltherapy.com/)



No es un juicio de valor lo que hago, simplemente quiero decir cuidado, ¿podríamos ser un poco más humildes frente a madre naturaleza?, es que no vamos a poder superar procesos tan sutiles, tan maravillosos y, naturalmente, perfectos.