domingo, 10 de abril de 2011

¿infancia y sexo?


movimiento y expresión


Quizás debí decir erotismo, ¿suena tal vez mejor?. Quiero con esta breve pincelada llamar la atención de algo muy importante en la vida de los pequeños, de cualquier edad. Y quiero hacerlo porque veo que las cosas se estan confundiendo y desviando. Damos demasiada importancia a lo que no la tiene y olvidamos o quizás obviamos, o borramos, lo que sí tiene que ser tenido muy en cuenta.


No me invento nada nuevo, ya se atrevió Freud en su época a advertir que la sexualidad no es algo que irrumpe de mayor, desde la nada. Sería como decir que la vida no aparece hasta que somos adultos, que el placer aparece de repente en nuestra mayoría de edad, que antes estábamos en el limbo... En el limbo nos hacen estar, pero no por gusto. al limbo entramos porque no tenemos más remedio, pero lo hacemos desde la renuncia a la vitalidad, a la apetencia... Una renuncia que pudo darse a los tres años, a los cuatro... una renuncia en pos de "la cultura". Y nos olvidamos de que un día quisimos disfrutar a tope, de la forma más natural. ¿Resuena en vosotros algo de ésto?


Quiero volver a llamar la atención acerca del placer. De la vida que pulsa en un recién nacido, del erotismo que rezuma en cada movimiento. Erotismo, de Eros, lo contrario de Thanatos (muerte). Si como adultos nos sentimos mal utilizando estos términos (que no tendríamos por qué), podemos utilizar otra palabra para entendernos: VIDA.


Y la vida hace que vayamos cargando de energía nuestros segmentos corporales. Y de los ojos, desde el placer de mirar, pasemos a la boca, con el placer de chupar, succionar, alimentarse, notando una profunda satisfacción... ¡cómo va a ser igual mamar la teta que el biberón!, ¿que es lo mismo besar la persona que quieres que besar a un muñeco?. Claro, luego está la compensación... pero no, lo mismo no es.


Y así, los brazos, las manos, la piel, el cuerpo entero, hasta llegar a la pelvis... y a los tres años se empieza a explorar al otro sexo, y hasta ahora (parece que ya no hay forma), se jugaba a médicos y los niños y niñas disfrutaban descubriéndose. Cuidado, "adultos", como tratéis estas curiosidades inocentes e incipientes en vuestros hijos, porque de ello depende su sexualidad adulta. Mucho cuidado, porque arrastramos tanta carga moral en todo este tema que es muy fácil ensuciar lo que en principio es bello, necesario y saludable. Y ahí empieza el conflicto, los líosy las contradicciones... pero era bello, necesario y saludable, era, es, la vida. Mucho cuidado...




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